Radiotelegrafistas de la Marina Mercante

Las valvulas tipo 0a2 y sus hermanas,las famosas estabilizadoras de tension que llavaban las radios National y otras, son picantes. Estas valvulas son endulzadas con Cobalto 60. Yo uso un soldador TIG para acero inoxidable que tambien tiene electrodos picantes. La camisa del camping gas, tambien pica.
En definitiva, muchos articulos son radiactivos. Lo bueno es saberlo y tener cuidado.
Sobre las nucleares, es fuerte que se dejasen montar sin tener plan de desmantelamiento y sin saber que hacer con los residuos. Pregunta muy buena para un politico, ud sabe como se desnantela un chiringuito de estos?me puede enseñar el plan?
73. Fran

Hace bastantes años, las válvulas “metálicas" del paso final de algunos TX de VHF y UHF de procedencia militar, llevababan serigrafiado el símbolo nuclear, y cuando se sustituían, debían encerrarse en la cajita de plomo en la que venía la de repuesto, en cuya tapa se leía algo así como: “fondear lejos de la costa”.
A lo largo del tiempo, se han cometido muchas barbaridades, algunas por simple desconocimiento, como ocurrió al principio con los técnicos que reparaban los radares estando en funcionamiento con el Klystron y el Magnetron a la vista. Fueron muchos los casos de infertilidad que se produjeron hasta bien entrados los sesenta.
¿Sabíais que en los barcos mercantes, cuando la antena de comunicaciones por satélite se instala en un lugar en el que, aunque sea esporádicamente, se puede “visitar” como por ejemplo, el puente alto, hay un perímetro marcado que no debe traspasarse?
¿Os imagináis la cantidad de energía eléctrica que precisarán los chinos cuando todos sus hogares cuenten con electrodomésticos tal y como nosotros…?
Saludos/EA5YQ

Y la de "para nota" ¿os imaginais de donde va a salir esa energia?.
73 y sigamos con los barcos PSE.

Me parece muy bien; volvamos a los barcos con una sonrisa.

A PROPOSITO DE BARCOS Y MINAS
Alumno de Náutica por la Escuela de Barcelona en septiembre del 1946 y embarqué en V/Bachi matrícula de Bilbao en marzo del siguiente año, hacía como mucho dos años de terminar la II G.M., dejando tras de sí ruina y desolación en toda Europa, siendo el Canal de la Mancha y costas ribereñas del Reino Unido y Europa las más afectadas por la contienda, sus bancos de arena y sus escasas sondas estaban repletas de barcos hundidos infinidad de ellos con su chimenea y palos a la vista, recuerdo lo deprimente de este espectáculo, además quedaban sin explotar centenares de minas magnéticas. Estas se iban eliminando con bimotores portando un conductor en forma de aro recorrido por una fuerte corriente continua, en vuelo rasante iban dando pasadas milla por milla para hacerlas explotar.
Tuve condiscípulos en cursos más avanzados que navegaron en plena guerra con la bandera española pintada en ambos costados e iluminadas con sendas pantallas de noche, y efectivamente se tomaban en serio la supervivencia, portaban su documentación y objetos de valor en unas bolsas de hule colgadas en el cuello, yo no llegué a tanto, mi sana inocencia me hacia dormir con el pijama puesto, pero los veteranos me aconsejaron que mientras navegásemos por estas costas dormir vestido y la puerta abierta sujeta con un gancho y el chaleco salvavidas—de corcho, sí ese que flota—colgado en el mamparo.
Nuestro primer encuentro con el Mar del Norte fue un viaje de Santander-Ámsterdam, antes de salir el segundo piloto—un gran tipo de Plencia—fue situando el rosario de boyas de acuerdo con una información inglesa Nemendri, en la carta correspondiente a la derrota cerca de las costas de Europa, Mar del Norte, camino obligado libre de barcos hundidos y minas, distaban unas dos millas una de otras, empezaba el calvario en la chata de S. Goodwin (barco faro)
En demasiadas ocasiones se nos cerraba en niebla no había otro remedio que fondear, repique de campana al canto y oír pasar a toda máquina rozándonos muchos “piróscafos”, seguro con radar.
Mi primera experiencia pudo tener graves consecuencias por haberme acercado tanto a la eternidad, la “disfruté” pegando pantocazos sobre un campo de minas sin limpiar por el centro del Mar del Norte. Pasaron años y un día tuve un “flash back” de aquellos tiempos provocándome un pánico retroactivo.
Salimos de a y no había forma de gobernar el Bachi la hélice estaba más fuera del agua que dentro, demostrando los maquinistas sus reflejos al tirar del “Sable” cerrando el vapor. Como las bodegas de popa eran corridas se inundaron de agua para meter la popa y poder mantenernos al menos a la capa. El telegrafista y yo éramos los más jóvenes y por supuesto más irreflexivos, el Capitán y los demás oficiales ya entendían de estos asuntos por haberlo vivido navegando en la contienda algunos habían mandado los Bous armados al servicio de la Marina de Euskadi. Gente irrepetible de ellos aprendí lo poco que sé, ahora a mi edad es cuando más valoro estos marinos a principio del XX.
Como aún conservo mis Diarios de Navegación os incluyo lo que reflejé en Acaecimientos.
Aún me queda alguna situación con aquellos vetustos candray, pero que buenos barcos.
Literariamente quizás no proceda, pero así fue.Juan/EA5HL

Los 27 Mhz en la marina mercante:
Durante los años sesenta y setenta del pasado siglo, la utilización de walkies en la banda de 27 Mhz, fue muy común en las comunicaciones internas a bordo de los barcos, como por ejemplo, durante las maniobras de atraque y desatraque, situación en la que el capitán, en el puente, se comunicaba con los oficiales destacados a proa y popa mediante ellos. También se recurría a estos aparatos, cuando estando fondeados, había que acercarse en bote a tierra por cualquier circunstancia. Y en puerto, si el despacho del consignatario estaba “a tiro”, el que se desplazaba hasta allí, solía llevar uno consigo. Los prácticos y los vigías de algunos países, mantuvieron durante mucho tiempo la escucha en determinados canales, en los cuales, los barcos que aun no contaban con equipos de VHF, avisaban de su proximidad.
Y ya que hablamos de los prácticos, incluyo unas fotografías para que juzguéis en que duras condiciones trabajan a veces estos expertos capitanes (lo peor: subir o descender por el costado del barco cuando la mar esta brava).

En invierno esa era la forma de embarcar los prácticos de mar en los principales puertos de la costa europea(desde Anveres hasta Hamburgo).
Paras mí los más arriesgados han sido los de entrada para Emden, y con embarcaciones no tan preparadas. Era terrible verlos tirarse en plancha sobre la escala de gato al costado del buque, naturalmente a sotavento, aún ahora se me pone la carne de gallina. Igualito que los de Alicante, sol y moscas. Juan

Hola.
Hace ya unos días que no leo nada por aquí. Supongo que hay pocas ganas o no hay aliciente para seguir, porque historias tendréis muchas.
Sería una verdadera pena perder este hilo, y por mi parte os animo a seguir, por lo amena que es leer historias de los viejos lobos de mar como vosotros.

Animo y salu2

Tienes razón, menos mal que siempre hay un alma caritativa, va por ti Ernesto.

Que bien se navegaba por los principios de los 50, aquello sí que era vida, un viejo barco a vapor navegando a ocho nudos, un camarote dotado de un buen catre con cajones debajo podías independizarte con unas cortinas que cuyas argollas circulaban por una barra de extremo a extremo a lo largo del camastro, un armario, un silloncito tapizado, una mesa, un artístico candil de petróleo sujeto al mamparo por una suspensión cardan, unas pesadas cortinas en la puerta, otra cubriendo el portillo y un lavabo dotado con grifo por el que a veces salía agua dulce, un cubo para cuando esta faltaba, repisa de cristal y espejo. La cámara de oficiales se componía de una mesa de babor a estribor pegada al mamparo de proa con diván corrido y en la parte de popa de la mesa sillones atornillados al suelo, todo el recinto forrado de madera noble que daban ese ambiente marinero que se ha perdido en los barcos, complementaba el mobiliario un mueble trinchante y otro de aparador así como unos sillones alrededor de otra mesa redonda, donde comían los maquinistas, algunos cuadros con motivos marineros y un bonito plafón en el techo y en los mamparos laterales quinqués de petróleo con suspensión cardan, cuando la dínamo no funcionaba. Aquí se comía en puerto, en la mar, lo hacíamos arriba en la derrota—ordenes del viejo al menos los de puente—una vez con mal tiempo se cayó el camarero por la escalera con una sopera en la mano, riesgo calculado.
En los viajes hacia el Ecuador las comodidades se extremaban, el agua dulce había que racionarla y se suministraba directamente de un tanque con una bomba aspirante cerrada con una cadena a candado y la llave en el puente, cuando alguien necesitaba su uso pedían la llave y a llenar el cubo. Para bañarte le pedías al camarero que te subiera uno lleno con agua del condensador, bien calentita y ¡hala! Para beber botijos, botijos por todas partes, en mi camarote colgaba uno debajo del lavabo, ¡qué fresquita!
En a Guinea cargábamos trozas Okume para Valencia y Barcelona, la cubierta y bodegas del barco quedaba a la descarga hechos un amasijo de hierros retorcidos, escalas, regalas, brazolas, barraganetes, nada se salvaba que sobresaliera, teniendo en cuenta que los “palillos” el de menos peso eran tres toneladas, los más gordos los metíamos a bordo con las dos plumas de proa y popa, se izaban de la misma mar embragados por el “water boy”—cuyo entretenimiento general era ver como huía de la troza, nadando o dando saltos por encima de otras, al salir del agua suspendida de las bragas de acero o cadenas pegando golpes brutales al costado del buque, todos esperábamos pacientes verlo despanzurrado, pero era admirable la ligereza y profesionalidad del muchacho—a todo esto el ruido de maquinillas y trompazos eran ensordecedores, hasta los tiburones no se acercaban del susto. Eso era cargar un barco a lo bestia.

Lo más que he envidiado de estos barcos es la pesca de bonitos, en la mesa nunca faltaba ricos marmitakos y bonito con tomate, menudos cocineros ya los quisieran hoy muchos restaurantes de cinco tenedores. Seguro que mis amigos de época se acuerdan de estas delicias de navegación, que estaba destinada solo para hombres libres, separados de la Masa.
Y ahora......¡¡tienen hasta Aire Acondicionado!! qué bien se estaba debajo de la salida de un manguerote orientado a barlovento.

¡¡¡VIVA LA PEPA!!! per secula seculorum
Quién firma: PUES YO

Como ayer sábado tuve el gusto y la satisfacción de conocer personalmente a Juan, me tomo la libertad de hacer un apunte a lo que sobre la carga de trozas nos narra. Nuestro buen amigo, supongo que para no dramatizar, no dice nada acerca del gran peligro que suponía esta carga, de la que buena parte se llevaba sobre lacubierta (cubertada). Prueba de ello, es que por su época y por la mía, cada dos por tres, “saltaba en los 500 Kcs, un “TTT TTT TTT”, advirtiendo de tronco o troncos a la deriva, ¿verdad Juan?
Y si señor, no había mejor climatizador que un buen manguerote orientado a barlovento, aunque cuidado, porque en ocasiones, la corriente de aire se invertía. (El dibujo es del genial Sanders)

Que bien lo paso leyendoos.
Bueno y otra cosa, como uno es de comer y de cocinar o viceversa, me gustaria que se comentase sobre esta faceta que no debe ser menos curiosa, la de como y de que se cocinaba y comia a bordo.
73.

Buen tema el de la comida a bordo, Pedro. A ver si hay algún voluntario y nos comenta algo.
Ayer me olvidé de adjuntar una foto que ilustra bien como navegaban los barcos cargados con trozas. El de la foto, es más o menos de la época que Juan nos relata.
Saludos al foro.
Elías/EA5YQ

Ratifico lo comentado por Elías respecto al amigable encuentro del pasado sábado entre dos marinos mercantes, agradablemente sorprendido por tener como interlocutor a un verdadero cronista en temas marinos. Batido cero entre los dos.

Con estas cargas en cubierta hacían imposible llevar el barco adrizado, en los pocos viajes que hice a Guinea no evitamos una gran o pequeña escora en los mejores casos. Las trozas en cubierta iban trincadas por resistentes alambres (cables en lenguaje terrestre) amarrados por potentes tensores. Aún así se corría en el riesgo de perder algún “palillo” de tres toneladas, de ahí el aviso a los navegantes por el riesgo de tener un abordaje con graves consecuencias. La foto es un regreso a la Península cargaditos de estos mondadientes y su escora preceptiva, el barco Kauldi, matrícula de Bilbao.
Respecto a las comidas a bordo de los mercantes hasta mediados de los setenta, merece un spot en exclusiva.
En estos momentos estoy viendo en plena luz del día las pequeñas Pléyades, gracias a una crisis de lumbago que hacen ver las ídem.
Un saludo para todos Juan

¡Recuperate pronto Juan!

Juan, animo y valor!!! Te esperamos !!!
Un abrazo!!
73, Fran

Gracias a todas/todos, pero estoy disfrurando de un dolor de espaldas, que me hace reír por no llorar. :woohoo:

Estas historias que os pueden parecer de película, son autenticas, de un tiempo en que los hombres, convivían, más o menos amistosamente, que de todo había, pero existía en ellos relación, valores que hoy no se ven muy a menudo (amistad, solidaridad, compañerismo, llamadle “h”) que hacían que la vida fuese mas plena, y que nadie oyese esto tan frecuente hoy: “Yo paso de..."
Acabo, y no passso... de mis amigachos, ni de la tertulia..
Hace ya unos muchos años , recuerdo un viaje a Lobito (Angola) por cereal. Qué tiempos aquellos...mitad del XX. Era uno de mis primeros viajes como piloto en el V/Kauldi con una tripulación de las que pasan los años y se recuerda.
Teníamos dos alumnos, de Náutica y Máquinas de lo más original cuyas hazañas bien pudiera escribirse un libro.
La cosa es que organizaron una tienda de ultramarinos con despacho desde el portillo de su camarote, los estibadores cuando dejaban el trabajo en procesión compraban un licor, mezcla de Whisky y té en proporción conveniente, hasta asistencia médica con aspirinas. El caso es que uno de nuestros alumnos, en una de sus correrías vespertinas contacto con una moza del lugar al parecer tremendamente “cariñosa” que como en la vieja Habanera “a su bohío se lo llevo...” El asunto debió ir muy bien, puesto que incluso hizo amistad con algún que otro miembro del poblado, que de algún modo le hablaron de sus penurias “medicas”, así que al de un par de días volvió al lugar provisto de abundantes aspirinas y mercromina, fue notable éxito entre los aborígenes. Muy contenta la muchacha lo acogió en su cabaña, probablemente para que no tuviese que andar solo por el bosque y encima de noche, expuesto a un ataque de alguna fiera.
A la mañana siguiente ¡Oh sorpresa! La ropa había desaparecido. Nuestro hombre paso el día en el poblado, mandando en cuanto pudo un emisario al barco, para poner en antecedentes de su estado (SOS desnudo, mandar ropa”), mientras tanto, la muchacha le proporciono una sabana, o cosa semejante con que poder cubrirse sus “vergüenzas”. Al parecer el paquete de las aspirinas, y la mercromina se salvo del hurto, así que nuestro amigo comenzó abrió consulta con el hechicero de la tribu. Debió alterar tanto la vida del poblado, que al poco rato tenia cola de pacientes. Menos mal que en aquel entonces las autoridades coloniales pasaban de largo, confiando en lo que se ahorraban en aspirinas.
El “viejo” no se enteró de su ausencia. Ya atardecido llegaron su “socio” y algún otro compañero de fatigas a rescatarlo. Allí lo encontraron, sentado en un trono cubierto por una piel de leopardo y envuelto con su sabana, a su derecha un artístico escudo, dos lanzas cruzadas y a sus pies otra piel con leopardo dentro. Me contaron cierta resistencia a volver a bordo, pues estaba convencido de haber encontrado el Edén bíblico. Se lo trajeron a gorrazos.
Hechos verdaderos solamente he cambiado el orden para guardar la intimidad del protagonista, aunque en la actualidad no le importe mucho.
Bueno amigos, me despido porque mi vertebras me llaman. Rigel

Que bueno Juan.
Deberias escribir un libro de tus andanzas.
Espero que te mejores, un abrazote.

Hola amigos:
Solo unas líneas: Acabo de llegar de una escapada a Barcelona, y me he llevado la grata sorpresa de que el amigo Juan, a pesar de estar viendo el firmamento incluso con el Sol sobre la cabeza, nos ha vuelto a deleitar con sus recuerdos, y aunque ahora apenas tengo tiempo para escribir algo más, no quiero dejar de mandarle un abrazo y esta vieja habanera para que le acompañe en sus recuerdos, al tiempo que la comparte con todos vosotros (espero que guste).
Saludos.
Elías/EA5YQ
(Lo siento veo que no acepta archivos "WMA", veré de convertirlo a MP3, a ver si así cuela. Mañana lo intentaré)

A ver si ahora acepta el archivo.

Hola. Yo también te deseo una pronta recuperación, ya se en propia carne lo que más o menos te puede doler, aunque sea del 59.
Os animo a seguir con estos relatos, aunque es fácil decirlo cuando no aporto ninguno, aunque y siendo hijo de un patrón de pesca de altura, habiendo hecho el servicio militar en la que se armó y mis salidas como patrón de embarcaciones de recreo a la pesca de chipirón o caceando túnidos, poca cosa puedo aportar, alguna experiencia hay, por su puesto nada comparable con las vuestras.
Gracias Juan por hacer un relato en mi honor. Que bueno es el marmitaco, el bonito con tomate, los chipirones en su tinta y demás que cociner@s de mi zona tan expertos son, en la preparación de los mismos, pero los mejores, los prepara mi madre, como supongo que la de todos.

Salu2