Radiotelegrafistas de la Marina Mercante

:S

Lo siento no va

Tengo problemas graves en el ordenata. Perdonar mis duplicidades pero soy cabezota y a por el toro que es una vaca,73' Juan 👿

Mientras pretendo solucionar mi contrariedad con el "diabólico ordenata" y para que no decaiga, acá publico un relato sobre un efrentamiento entre curas.
Cura Vs Cura.

A la iniciación de un cierto viaje partiendo de nuestra base en Valencia y a petición del Arzobispado de Valencia me hicieron enrolar a un viejo misionero Jesuita, para que se preocupara de la salud espiritual de mi tripulación y reducido pasaje, en contra de mi opinión, pues sin manifestarme agnóstico no me seducía la idea de llevar un clérigo a bordo. No estaba equivocado en mi primera impresión del sujeto, venía de pasarse toda su juventud en tierras paganas desasnando a propios y extraños—válgame de hacer un crítica negativa del personaje—que con toda seguridad la única recompensa de su existencia piadosa y solitaria era ver llena su Iglesia los Domingos. Me demostró ser un hombre defensor de las buenas costumbres, hasta llegar a montar en cólera, porque veía el mundo irremediablemente hundido en la perversión y la locura. De todas maneras acepté su forma de ser y doctrinar, porque vi en él sinceridad, en cierta ocasión todo indignado me llegó a decir:
--¡En las escuelas hasta enseñan a los niños la evolución! ¡Enseñan—estallaba—que los hombres descienden de los monos! ¡FIGURESE!
Una programada escala en Málaga me apeteció ir al aeropuerto malagueño a dar un vuelito, tenía ya preparada en el muelle mi scooter Lambretta, era temprano para una mañana soleada en pleno verano, haciendo honor al slogan de la costa malagueña.
No pude evitar que el jesuita viera mi sigilosa salida de a bordo. Petrificado oí a mis espaldas:
--Capitán, espéreme que me voy con Vd., si no tiene inconveniente—
--Ninguno. Me vi obligado a mentir.
Serían las diez de la mañana cuando llegamos al local del Aéreo Club de Málaga en mismo aeropuerto, me recibieron muy amables y solicité un vuelo con una Iberavia I 11, igual a la que teníamos en Valencia, el instructor de vuelo me dio reglas de circulación local al mismo tiempo que despegamos para darme un doble mando y comprobar mi pericia. Aterrizamos a continuación, se apeó del avión, metí motor y al aire. Me dirigí hacia la costa por encima de Torremolinos y me puse a recorrerla hacía en SW a una altura prudencial sin bajar de los doscientos metros y metido dentro del agua dejando prudentemente las montañas que protegen la costa con alturas de más de 300 metros, luego enmendando el rumbo al W llegué a Marbella donde le di una vuelta siempre por su bahía, regresando por el mismo recorrido. Tener en cuenta que de esto hace 53 años, apenas se veían urbanizaciones ni viviendas, sólo unas playas de guijarros negros, ni por asomo nuestras playas. Entre por el W de las pistas y de la torre de control, con una potente fanal me dieron luz verde y entrando por el S me posé en tierra tranquilamente, muy cerca tenía la explanada del Club, sin parar el motor subió una pareja de socios y salieron a dar un paseo. Luego pagar, firmar hoja de vuelo y refrendar mi salida en la Libreta me desplacé a la Cafetería del Aeropuerto, donde dejé a mi misionero, que por toda vestimenta llevaba una camisa blanca sin mangas desabrochada y por fuera del pantalón negro luciendo en los pies unas sandalias sin calcetines y como único distintivo de su condición de clérigo un alzacuellos a modo de collar, en el momento de acercarme tenía delante de él a un sacerdote con su sotana negra y abrochada, relativamente joven y que acabara de llegar de Roma con un maletín a sus pies oí con voz clara del sacerdote dirigiéndose al misionero:
-. ¿De qué va disfrazado Vd.? Ironizó el sacerdote
La respuesta fue rápida.
-. De misionero jesuita, autorizado por la Santa Sede para vestir de forma cómoda y pragmática, para realizar mi labor pastoral sin importar lugares, climas y escenario, al contrario de Vd. que se ve obligado a vestir y ejercer según establece la Madre Iglesia dentro del Arzobispado adscrito, con justa responsabilidad.
¡Toma ya! Pensé yo. Ahora voy presenciar un sabroso diálogo entre curas.
Me dio la impresión que el curita cansado por el viaje, el calor ambiental y la respuesta tan descortés iría directamente al ataque, sin mencionar palabra, a la yugular del misionero.
Pero… Dios cortó por lo sano por medio de los altavoces del local diciendo:
SEÑORES PASAJEROS PROCEDENTES DE ROMA CON DESTINO A MÁLAGA TOMEN ASIENTO EN EL AUTOBUS
Y el cura salió pitando con su maleta agradeciendo al Señor su oportuna intervención aplacando el abominable pecado de la ira.
Espero os haya gustado este episodio con matices aeronáuticos.
73' para todos de Juan/EA5HL

Deberíais de escribir un libro, Juan... con la cantidad de experiencias y anécdotas, y el mundo que habéis visto, viejos lobos de mar!

Éxito asegurado!

gracias por el relato... delicioso como siempre... y mas para los que hemos estado en las nubes y llevamos la pasion del vuelo en las venas... gracias...

De vuelos y QSO´S
A mi lo de volar siempre me ha dado bastante “yuyu”, y en general, ha sido el trabajo el que me ha obligado ha obligado ha subirme en esos trastos voladores que a saber Dios como logran mantenerse ahí arriba.
Bueno a lo que iba: en la campaña antártica 1988/89, tras haber montado la base “Juan Carlos I” durante la anterior, el equipo de cuatro técnicos, nos adelantamos al grueso de la expedición que días más tarde llegaría a bordo del buque “Las Palmas”, de la Armada Española.
Teníamos la incertidumbre de si la base, tras el invierno antártico, todavía estaría en pie. No es que dudáramos del trabajo que habíamos realizado, pero la Antártida, es mucha Antártida, y entonces, nuestra experiencia allí era escasa, y antes de encontrarnos con un desaguisado en el que no habría cobijo para los científicos, decidimos adelantarnos, acompañados por la doctora Josefina Castellvi, que como jefa de la expedición científica (yo era el jefe de la base), le echó valor y no quiso perderse la experiencia. Nos pertrechamos de todo lo que podríamos llegar a precisar para, en el peor de los casos, “vivaquear”, a la intemperie, y allá que nos fuimos. El vuelo hasta Punta Arenas haciendo escala en Santiago de Chile, lo hicimos en líneas comerciales, pero el salto a la Antártida desde Punta Arenas a la Isla Rey Jorge, fue a bordo de un Hércules de la Fuerza Aérea Chilena. No era la primera vez (ni fue la última) que me subía en uno de esos grandes cacharros, ¡qué gaguéele Dios mío! Llegamos a la isla (podéis imaginaros la pista, el aeropuerto y el entorno), y todavía no me había repuesto, cuando al costado del Hércules aterrizaron los dos helicópteros que nos llevarían al “Piloto Pardo”, el buque de la Armada Chilena en el que viajaríamos hasta las proximidades de la isla Livinsgton. Aterrizamos en el helipuerto del barco (joer que divertido), y horas después, a unas 20 millas de la isla, despegamos rumbo a Bahía Sur, donde se encontraba la base, volando entre grandes icebergs. Yo, que viajaba en el segundo helicóptero, filmaba al que nos precedía cuando de repente, desapareció del visor; había cogido una térmica y a poco se estampan contra uno de los hielos…
Pero afortunadamente, el miedo del vuelo y la incertidumbre por el estado base, se evaporaron, cuando tras la remontada de un glaciar, apareció cubierta de nieve pero aparentemente intacta; no se observaban derrumbes en la estructuras, y su parte más “débil”, los tres mástiles que soportaban las antenas (15 metros de celosia), estaban en pie.
Aterrizamos envueltos en la nube de hielo y nieve que levantaban las aspas de los “heli”, nos despedimos de los pilotos, que dieron dos vueltas en torno a nosotros como homenaje y, pala en mano, despejamos la entrada principal. Dentro del área de habitabilidad, hicimos un reconocimiento general: todo estaba en orden, ni una sola filtración y los equipos electrónicos, protegidos contra el frío con envolventes aislantes, presentaban buen aspecto (35º bajo cero, había registrado de mínima el termómetro interior). En lo que a los equipos de radio se refiere, de haber contado con corriente, hubiera bastado con conectar las antenas, pero arrancar los generadores era otro cantar, tenían el aceite congelado y aunque podíamos calentarlos con una lamparilla, preferimos no arriesgar, y pospusimos su puesta en marcha para cuando hubiéramos solventado otras prioridades. Así que, como había quedar la noticia a España de que todo estaba en orden, mientras mis compañeros seguían reconociendo el resto de la estructuras (se encontraron con que el viento había volcado el refugio de emergencia, que pesaba más de 10 tons), saqué de uno de los baúles metálicos en los que transportamos la impedimenta, el Kenwood 440S (abierto), la batería de 45 Ah, el micro, el manipulador, y los dos dipolos, uno cortado para la banda de 12 Mcs y otro para la de 8 y 16 del Servicio Marítimo. Los colgué como pude en el exterior, encendí el Kenwood, y tras una exploración de las tres bandas, llamé en fonía y en 12 Mcs (RX 13.1175,5, TX 12.396,5) a Pozuelo del Rey Radio/EHY. En la isla, la hora local, eran las 22.00 y lucía el Sol (os recuerdo que en los Polos, durante el verano siempre es de día) y en Madrid las 0300 del día siguiente.
POZUELO DEL REY RADIO/EHY AQUÍ LA BASE ANTÁRTICA ESPAÑOLA JUAN CARLOS I/AMV 21 ¿ME RECIBIS¿ CAMBIO
AMV21 AQUÍ EHY FUERTE Y CLARO ELÍAS ¡CÓMO ESTÁN LAS COSAS POR AHÍ? CAMBIO, ME RESPONDIÓ EL COMPAÑERO QUE ESTABA DE GUARDIA EN ESE CANAL.
“Eran tiempos de buenos ciclos solares, y mis compañeros esperaban mi llamada”.
Saludos.
Elías/EA5YQ

otia....35 bajo cero...se te tenian que congelar hasta las ideas...diosss...
estupendo relato....

¡Caray Elías!
Luego de este relato ya no volverán a sorprenderme tus episodios, eres el nuevo protagonista del “Periplo de Hannón” en versión Antártica, has llevado tu profesión al límite, pues estar un verano austral en la Isla de Livingston no es moco de pavo. Me figuro que formarías parte de la sección técnica de la expedición, llevando a cabo todos los trabajos de mantenimiento de la Base Antártica española, para que los científicos disfrutaran de lo lindo.
Yo no sé si hubiera resistido vivir en un sitio tan reducido, sin apenas salir de los contenedores y soportando todas las incomodidades tanto laborables, residenciales y residuales, estas últimas vienen obligadas por convenios internacionales de estricto cumplimiento.
En su segundo viaje (1775) el capitán Cook en un intento por descubrir tierras hacia el sur del Pacífico llegó a cruzar el Círculo Polar Antártico por encima de los 66º Sur, pero desistió por los hielos flotantes si lo hubiera intentado por el sur del continente americano se hubiera topado con las Shetland del Sur, descubiertas 44 años después por otro inglés, han sido reclamadas por varios países, pero el Tratado Antártico ha resuelto que todos los países tiene cabida, siempre y cuando cumplan las condiciones impuestas.
Enhorabuena por tu trayectoria profesional y sigue deleitando con tus relatos, lo mío son “batallitas del abuelo Cebolleta”
Un abrazo para todos los escuchas en frecuencia, Juan/EA5HL

Amigo Juan, pensé que entrarías al trapo y saldrías en defensa de los cacharros voladores, pero te has escurrido. En efecto, yo pertenecía al equipo técnico de mantenimiento, los mismos que montamos la base. Esta, la base, era pequeña pero muy acogedora y contaba con todas las comodidades que hoy en día tenemos en nuestras casas. En cuanto al encierro, tampoco era tanto; salvo contados días, en el exterior la temperatura era perfectamente soportable (los peores eran en los que hacía viento) . De tanto en tanto, y siempre y cuando los meteorólogos predijeran al menos doce horas de tiempo estable, hasta organizábamos excursiones por las cercanías, unas a pie, y otras en las embarcaciones neumáticas por el interior de la bahía (eran una terapia necesaria para algunos, y una gozada para todos). Lo que si había era mucho, mucho trabajo, y la continua luz del día nos despistaba. En dos de las campañas, operé como radioaficionado (EA0BAE y ED0BAE), pero después de los trabajos de mantenimiento y de las comunicaciones oficiales a través de Pozuelo del Rey/EHY y Aranjuez/EAD, estaba tan cansado que apenas pude salir en nuestras bandas.
Sobre el descubrimiento de las Shetland del Sur, echa un vistazo en la red acerca de Gabriel de Castilla, el navegante español que las descubrió en 1603 (la otra base española que se encuentra en la isla Decepción, lleva su nombre). Estas atribuciones erróneas, son harto frecuentes, como ocurre con el denominado “Paso de Drake”, que debería conocerse como “Mar de Hoces” (en la cartas españolas figura así), puesto que fue Francisco de Hoces quien lo descubrió 32 años antes que el famoso corsario inglés.
La foto de la radio, un cuchitril como podéis ver, es de la instalación provisional mientras montábamos la base en enero de 1988.
Saludos a todos y gracias por la atención que prestáis a este hilo, cuyo padre, que no abuelo Cebolleta, es Juan/EA5HL.
Elías/EA5YQ

Hola, eran mis primeros carnavales que en españa no se celebraban, por lo menos en mi zona (Valencia) febrero '79 puerto de Amberes. Despues de subir hacer el fondeo los gendarmes belgas, apareció un señor con gabardina al más tipico estilo: cine negro americano en cuyo interior llevaba maquinillas de afeitar, crema, brochas, relojes, calcetines, etc. Creo recordar que era de origen judío. ¿Ha alguien ha vivido esta experiencia alguna vez?. 73 Paco
P.D.: Un pequeño ultramarino andante.

Francisco, unos años antes, hice varios viajes seguidos Aviles-Zelzate, y nunca faltó la visita de un tipo como el que describes. Le compré una máquina de afeitar Philips, y en el segundo viaje, me trajo la cámara de fotografiar que le había encargado el anterior, una Minolta XK que todavía conservo. Nos llamaba mucho la atención que en un país como Bélgica, alguien pudiera actuar así.
Saludos cordiales
Elías

Esos personajes existían en casi todos lo puerto principales, en Liverpool durante la campaña de la naranja siempre teníamos a bordo un hombre con esas características que exponéis, traje oscuro limpio, pero con destacados brillos consecuencia de largos periodos de uso, sombrero también negro con un poco de mugre y en la mano un bolso de gran capacidad, atendía por Robín, era judío practicante por exigencias, no te perdonaba ni un penique pero no te negaba venir cargado con una botella de lejía ganándose dos. Entonces la libra esterlina se componía de 20 chelines y un chelín 12 peniques además una corona eran 21 chelines. Servicial como él mismo, pero todo tenía su precio, honrado a carta cabal pero si te veía ahogándote seguro que te pedía una indemnización por lo menos de tres peniques, cualquiera en esas condiciones aceptaría con suma gratitud.
En Inglaterra estaba prohibido entrar con libras, sin declarar. Antes de pasar la aduana, le dábamos los billetes para que nos lo guardara, cuando quedamos libres nos las devolvía con un cargo de seis peniques. Hablaba español y lo queríamos todos los de Cofruna a rabiar, su honestidad a toda prueba. Eso sí, money is money .

Elías otro día hablaremos del gobierno…digo de tu recorrido en artefactos voladores. Los helicópteros, lagarto, lagarto. Por cierto tengo entendido que el Almirante Catalán tenía algo que ver con las bases. Lo conocí con grado de capitán de navío en unos cursos de Astronomía Náutica, todo un genio.
73´para todos de Juan/EA5HL

Como empecemos a tirar de la manta sobre la actitud de algunas autoridades portuarias, vendedores de fortuna y otros “pichicomas” que nos asaltaban en los puertos, la vamos a liar (¡a ver quién es el siguiente en relatar algo al respecto!).
Juan, con Manolo Catalán, todo un genio como bien dices, tuve la suerte de compartir la Antártida en dos ocasiones, y más adelante otros trabajos dentro del “Programa Nacional Antártico.

CIELOS!! ¿ASI ES COMO FUNCIONAN LOS ROMPEHIELOS??!! Nunca me lo hubiese podido creer!!

En primer lugar comentar con Elías que con ese genio de la Armada—no de la que se va armar—como director de los proyectos de la Antártida, se puede ir al fin del mundo, cuando le conocí era un personaje simpático y nada estirado y de astronomía, todo.
Respecto a Luis decirle que de esa forma se abría camino entre hielos. Acá te pongo el momento de poner la escala de palo.
Siempre me han preguntado: ¿De qué color son el Mar Rojo, el Blanco, el Negro, el Danubio Azul y el de los Sargazos?
Lo único que puedo aportar sobre el Mar Negro y el Danubio Azul, es que el Negro no es tan negro ni el Danubio no es tan azul. Corrían los primeros años de los sesenta a por cemento a una de las numerosas factorías de todo tipo que existían y existen—supongo—en el tramo final de este famoso río, romántico en un principio—ahí tenemos el empalagoso vals que lo confirma—y prosaico en su tramo final contaminado por el amplio abanico de sustancias químicas que se vertían entonces en sus aguas, el práctico fluvial que nos gobernaba por el cauce, una auténtico caballero antaño perteneciente a la Armada rumana, vestido con un andrajoso uniforme azul con rastros dejados por antiguos galones y gorra sin identificación alguna. Nos comentaba en el puente con dignidad lo que habían sido sus orillas en todo su esplendor antes de someter vertidos sin control.
No recuerdo el nombre de la factoría donde embarcamos cemento en sacos de papel, y pero sí me acuerdo una anécdota que nos demoró tres días la salida, al final de la carga vino la policía a registrar el barco por si se escapaba del entonces paraíso rumano algún espabilado , los entrepuentes se comunicaban por dos puertas estancas con los pasillos donde se podía acceder por escalera a la cocina, Pues bien el oficial al cargo del fondeo—más bruto que un arado—le llamó la atención de pisadas por el polvo de cemento depositado en el entrepuente que sospechosamente terminaban en sus puertas, todos le advertimos que eran de los tripulantes que después de cerrar escotillas se retiraron por ellas. No convencido el oficial, apareció el día siguiente con perros que con su buen olfato acababan en la cocina muy complacidos meneando los rabos, acción que enfurecía aún más al diligente funcionario. Total tres días perdidos.
El mar Negro tiene su merecido nombre, al menos por el variado resultado de sus aguas, como final os diré que lo vi negro, me intranquilizaba estar encerrado entre tantos paraísos soviéticos, tener en cuenta el año en cuestión.
Otro día opinaré sobre los demás mares.
Rompecostillas” forever”. Juan/EA5HL

Luis, en un principio, se hacia con solo el gorro de lana en la cabeza, pero se producían muchos descalabros y se avanzaba muy poco.
El Mar Negro, en las proximidades de la ciudad de Odessa (Ucrania), en la época de la URSS, que fue cuando estuve allí cargando trigo con destino España, era de un color indefinido, producto de la contaminación industrial. En aquellos tiempos, era poco agradable la estancia en los puertos de Unión Soviética, y así también, aunque con honorables excepciones, en los países de su”órbita”. El mal ambiente comenzaba con la visita de las “autoridades”, que acudían en gran número y todas portando grandes carteras de cuero que llenaban con las “mordidas”. Uno de sus primeros objetivos, era precintar los equipos de radio, y a eso voy:
Tras “empapelar” con unos precintos pringosos los dos TX, sus fuentes de alimentación, y el RX de reserva, el “inspector”, mirándome con sonrisa de conejo y la mano puesta sobre mi precioso RX principal, un Eddystone 830/7, me soltó en “pichinglis”: “Sería una pena dejarles sin escuchar los partidos del fútbol ¿verdad?”
No supe que responder y guardé silencio. “Un cartón de tabaco americano y una botella de buen coñac español” y asunto resuelto, ¿OK?, dijo ante mi incertidumbre, dándome unas palmaditas en el brazo.
73´S
Elías

Un tema muy bonito y de una gran transcendencia; un buen amigo y colega, afirmaba que hemos sido la profesión, que probablemente hayamos contribuido a salvar mas vidas humanas, en el Siglo XX; comenzó en 1899 para prácticamente finalizar 100 años después.
Personalmente, y ahora ya estoy jubilado; no hubiera cambiado ésta profesión por ninguna otra. Cómo otros muchos, sigo "picando piñones" en la Radioafición, comencé con 17 años y ahora tengo 64. Este año cumplo 25 en la U.R.E.
Cómo, cualquier profesional, cada uno tiene sus propias vivencias y anécdotas, que sin duda, sirven para enriquecer tu propia vida actividad y experiencia; entre las muchas y variadas que he tenido la oportunidad a lo largo de mi dilatada carrera, siempre hay algunas que te dejan un marcado e imperecedero recuerdo.
Una de ellas, tuve la oportunidad de vivirla a finales de 1.975; no suficientemente todavía recuperado de una prolongada enfermedad, y despues de haber navegado en barcos extranjeros, a los que no tuve otro remedio que emigrar, por las pésimas condiciones de la M. Mercante Española, salarios, vacaciones y condiciones a las que sometía Hispano Radio, a los "ti ri ra ri"; empecé a plantearme mi retorno a los barcos españoles, sobre todo, porque después algunos recursos judiciales, los armadores debían de contratar directamente a los Of.Radio. y aunque con un sueldo muchísimo menor, se tenían las coberturas sanitarias de S.Social. Me dirigí a varias empresas y una de ellas, me dijo un 5 de Diciembre que tal vez...quizás...iban a contratar uno para relevos, pero en el siguiente año 76; el día 8 de Diciembre, tres días después; festivo y a las 0800 horas de la mañana, se presentaba en mi domicilio de Madrid; dónde residía entonces, un alto empleado de la Naviera, pidiéndome por favor que fuera a embarcar a las I. Azores; pues el buque se encontraba sin Of. Radiotelegrafista y fondeado, sin posibilidad de proseguir viaje a los EE.UU, por grave enfermedad y desembarco del titular al hospital. Ya que, las autoridades portuguesas, no le daban el permiso de salida.
Sin Capitán, Jefe de Máquinas o Radio, un barco mayor de 1.600 Tons. no salía a la mar.
¡ Qué profesión, que hasta venían a buscarte a tu casa, y te cogían en pijama, para que fueras a trabajar!....Increíble pero cierto..., he...he...
En la perspectiva actual de ntra. nación española, dónde no hay trabajo absolutamente para nadie, creo sin ningún ánimo y pretensión, que era algo evidentemente privilegiado, único e irrepetible en la realidad socio-laboral, actual.
Hay otra anécdota, que me contaba mi padre, sobre la E.O.T. -un hijo de un amigo suyo, todavía no sabía el resultado de sus notas finales, cuando se presentó en su casa de Madrid, el representante de la Naviera de Onassis, para ofrecerle un puesto a bordo, porque había sacado el núm 1 de su promoción, ésto era habitual en los años 60, los titulados españoles, eran hasta tal punto apreciados, que las principales navieras extranjeras, se "rifaban" a los "españolitos" titulados de Conde Peñalver, con unos salarios de "vértigo", para aquella época.
Un cdl y aftso sldo para todos.

Efectivamente así fue para gloria de nuestras profrsiones
Publicado fecha 8 junio 2013

EA5HL escribió:

Un barco mercante podía salir a la mar sin un piloto o maquinista u otro tripulante por cualquier causa, pero no se despachaba si faltase bordo el radiotelegrafista, y si lo hiciera sin llevar este tripulante caía el capitán en responsabilidad penal. Corría la década de los sesenta y nuestros titulados en la Marina Mercante emigraban a compañías extranjeras con mejores condiciones económicas, tanto fue así que al faltar oficiales radiotelegrafistas el Gobierno tomó la decisión de habilitar a los operadores subalternos de la Armada a enrolarse en barcos mercantes. Me parece que los equipos a bordo eran de CRAME y nos mandó un cabo primera radiotelegrafista que hizo honor a la preparación de estos militares en las Escuelas de Especialistas de la Marina de Guerra. Está visto eso de machacar piñones se daba muy bien a todos los amantes de los puntos y rayas, ya sean militares, civiles o radiopitas.
Al principio estaba algo cohibido por encontrarse sin disciplina militar, recuerdo una anécdota de su comportamiento a bordo, cuando nos encontrábamos en un pasillo pegaba su espalda al mamparo y decía: a sus órdenes, cosa que me pateaba advirtiéndole que estaba en un barco civil y que esas distinciones no cabían entre compañeros, con buenos días, basta.
Comprendo que era otros tiempos pero ha sido mi vida y la de todos los hombres que tripulábamos la Marina Mercante Española, el progreso nos actualiza deja atrás métodos arcaicos y renueva los conocimientos necesarios para manejar las nuevas tecnologías y por lo tanto los estudios de las nuevas titulaciones, con la desaparición de otras, entre ellas la de Radiotelegrafista que en un principio se estudiaba en Conde de Peñalver, Madrid, de donde salieron la mayoría de operadores que yo conocí.
Un mercante a vapor de 10.000 toneladas de carga iba tripulado con 40 tripulantes, hoy un monstruoso portacontenedores para 15.000 de ellos y 110.000 Tm de peso transportado, solo lo llevan 17, con un motor de 108.000 CV para más risa, me figuro que se manejará desde el puente con un enjambre de pulsadores, interruptores, ordenadores, aparatos de medida, alarmas luces…yo qué sé, igualito que existe en la cockpit de un Boeing 747 con dos pilotos para levantar 400 Tm. Con más de 500 pasajeros a bordo. Nos acercamos a que el carguero navegue solito—o con dos tripulantes solamente—y una tripulación para sacar el barco de puerto y otra para meterlo. ¿Por qué no?
Ruego a los profesionales del ramo a que aporten sus conocimientos para los que nos hemos quedado atrás o sientan curiosidad cómo funciona la comunicación a bordo de un mercante moderno.Así es José Luis, tambien me gusta la aviación comercial.
Gracias a todos lo que de alguna manera habéis hecho algún comentario al respecto. Un abrazo de Juan, EA5HL