500 radioaficionados en Bogotá - diario El Tiempo

Hola,

Os presento un corto artículo aparecido en el diario El Tiempo;

http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-3632467

Escribió:

EN BOGOTÁ EXISTEN UNOS 500 GOMOSOS DE ESTE ‘HOBBY’ Un radioaficionado en la era Facebook

Además conozca más información sobre el mundo de los radioaficionados en las páginas web: macodex.com/,dxcolombia.html,grz.com y lcra.org.co.

Jesús Valencia vive en otra dimensión. Como en otro espectro.

‘Chucho’, como lo llama cariñosamente su esposa, está todavía en la onda de la radioafición en tiempos en que el Facebook y otras herramientas para hacer contactos en el mundo marcan la pauta.

El segundo piso de su apartamento, en Cedritos, es su cuarto de máquinas.

Paradójicamente, allí tiene instalados, frente a un computador, nueve equipos de radio.

Mientras él se demora varios minutos y hasta horas en conseguir un amigo para conversar, su hija lo hace con un simple click.

La pasión por localizar comunicaciones de todo el mundo empezó hace 40 años, cuando obtuvo su licencia de radioaficionado.

Era sólo un estudiante de ingenieria electrónica de la Universidad Javeriana venido del departamento del Cauca.

“El primer contacto con la radio se produjo en el instante mismo que descubrí que con una piedra galena, un audifono y una bobina, se armaba un aparatico que captaba señales”, cuenta Jesús.

Ya en Bogotá, Jesús conoció en su clase de ingeniería a otros radioficionados que como él, apenas comenzaban.

En grupo se iba para la carrera 9a., en el centro de Bogotá, a comprar tubos, resistencias, condensadores y otras piezas para armar sus propios aparatos de radiocomunicación. Después de tener los equipos, en la ciudad empezaron a surgir cada vez más personas interesadas en el tema.

Jesús recuerda que una de las pruebas de fuego de esos incipientes aparatos, fue la intoxicación masiva que sufrieron los habitantes de Chiquinquirá en 1967 con un plaguicida llamado Folidol y que dejó 65 muertos.

“Fue un 27 de noviembre. Ese día nos contactamos con un radioaficionado de Chiquinquirá e hicimos lo que nosotros llamamos una red de emergencia, que permitió el envio de médicos y otras ayudas a esa población”.

Actualmente hace parte de la Liga de Radioaficionados de Bogotá, conformada por 110 afiliados.

Códigos de honor Entre los radioaficionados existen reglas. En sus conversaciones, a kilómetros de distancia, no se pueden tratar temas que generen polémica.

Hablar de Chávez o del referendo reeleccionista de Uribe, sería interpretado como un sacrilegio. Tampoco se permite hablar de religión o hacer negocios.

“La magia de esto es conocer gente de otras culturas en un diálogo cordial.

Se habla de las condiciones del clima, se describen paisajes o simplemente se conversa de la vida misma sin extenderse tanto, como se suele hacer en un chat de Internet”, explica Jesús, quien dejó la Ingenieria Electrónica para estudiar Comunicación Social.

La mística del radioaficionado es infinita. Diez o 15 días después de producida la comunicación, las dos personas intercambian, vía correo aéreo, una tarjeta llamada QSL con el día, hora, señal, banda, entre otros datos del contacto hecho días antes.

Jesús, aunque ya no ocupa tantas horas al frente de sus equipos, siempre los tiene prendidos a la espera de una voz amiga que como la suya, conserve la tradición de los radioaficionados de verdad.

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El contacto más lejano que he tenido fue con Brunei, un pequeño país asiático. Mi amigo me decía que en español significaba ‘morada de la paz’ y que había un sultán.

Jesús Valencia, radioaficionado desde hace 50 años.

Publicación
eltiempo.com
Sección
Bogotá
Fecha de publicación
19 de septiembre de 2009